El sol
despuntaba cuando los accesos comenzaron a abrirse; círculos perfectos flotando
sobre el cielo, tan oscuros como la noche. La superficie comenzó a vibrar, como
si alguien hubiese arrojado piedras a un estanque, alterando su calma. Emergieron
en densas oleadas, en total silencio, girando en espiral sobre el centro del
lago, a la espera de la señal. Pasaron lo que bien podrían ser años, incluso
milenios. Pero, ¿qué importan esos detalles cuando el tiempo no tiene cabida en
este lugar?. Comenzaron a descender en perfecta armonía, ocupando su lugar
junto al trono de cristal. Si os fijaseis en los leves cambios, que fluyen como
peces en su interior, podríais contemplar tantas almas como maldades pueden
imaginarse. El trono se halla en el mismo centro del mundo, al menos de éste en
particular. Si mirásemos al cielo, no veríamos estrellas. De haberlas, y
contemplaran este mundo, solo verían un lago rodeado por un desierto que se
extiende hacia el infinito. Este lugar se encuentra fuera de la existencia, en
este desolado yermo, se reúnen los cuervos con su señora. Pues, ¿qué otro salón
sería más acogedor que la antesala de MUERTE?
El comienzo de una historia.
ResponderEliminarEs tuya?.
Eliminaracabo de llegar, creo que seguiré, está muy bien escrito, aunque aquí en internet uno se pierde, ya se sabe...te agregaré a google+, espero que no te moleste, creo que es positivo tener contacto con escritores (yo tb escribo, mi blog es http://alejandrovargassanchez.blogspot.com) por poco que sea. saludos
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